Hace tiempo que vengo pensando sobre como nuestro discurso personal impacta en la vida de otros.
Me refiero, naturalmente, a la manera en que es recibido, aceptado, rechazado, odiado, etcétera.
También pensaba que no tenía un ejemplo ‘general’ para explicar algo que considero ‘particular’, partiendo del supuesto que ‘nos vamos en explicaciones’ y, la mayoría de las veces, los hacemos con personas a las cuales no les interesa lo que uno piensa, siente, quiere, opina.
Mucho menos cuando tenemos el tupé de hacerlo sin filtro alguno.
Porque claro, vivir sin filtro también tiene su costo.
Buscando respuestas a esta situación, recibo el mensaje de un amigo por ‘muro de Facebook’, a partir del cual se me ocurrió que todos somos una suerte de repartidores de volantes en esta vía pública que es la vida.
En este sentido, si repartimos DIEZ MIL volantes, los posibles destinos serían:
- NUEVE MIL NOVECIENTOS NOVENTA verían su fin arrollados por algún vehículo, abollados en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero o, lisa y llanamente, en la calle. Cuando hiciera calor se despintarían, cuando hiciera frío no nos darían ganas de sacar las manos de los bolsillos para rescatar los papelitos o bien, la lluvia los desarmaría, truncando así el éxito de nuestra exposición.
- CINCO de los DIEZ restantes, los usaríamos como borrador para escribir otras cosas, por ejemplo la lista del súper, cartitas al chico o la chica que nos gusta, un celular, una dirección o símiles cuestiones necesarias de recordar.
- TRES del resto de resto, quedarían doblados en una billetera o en el fondo de otra cartera, pasando al remoto olvido.
- UNO se perdería cuando más se lo necesitara, para buscar ‘ese’ teléfono o ‘esa’ dirección que no recordaría nuestra uninerurona.
- Al último, a ESE, es al que verdaderamente se le daría la utilidad estipulada.

Concluyendo: Si nuestro fin último radica en que ‘DOS’ sujetos acepten nuestro discurso, entonces habrá que repartir VEINTE MIL volantes.
Poner filtros para que algunos desprevenidos queden pegados, es en vano.
La naturaleza es sabia.
Los zánganos mueren luego de copular.
(Gracias, Chuffo).
Un Chuffo vale más que todos los volantes sin destino juntos. Un beso!
ResponderEliminarSrta Andre:
ResponderEliminarDiré 2 gracias: Uno para usted y uno para Chuffo (en ese orden)
Pable
"Volvió una nochie, no la esperaba..." ¿Como te va?
ResponderEliminarSi, el tema del discurso es terrible, uno no se da cuenta de como se influye hasta que te lo dicen directamente. "Me quedé pensando en algo que dijiste y ...".
"repartidores de volantes " me encantó.
Todo pelotudo esconde un malvado.
Saludos mostros.
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ResponderEliminarDany: Totalmente, 'cantidad' no significa 'calidad' :)
ResponderEliminarPable: Gracias a usted :)
Mostro: 'Todo pelotudo esconde un malvado'. Cuánta verdad.
Besitos.
Cómo son ANIMALITOS. Se censura ANÓNIMOS.
ResponderEliminarEl que quiera comentar, que utilice nombre y apellido. Y que diga algo que valga dos mangos. De lo contrario, a mandarle saludos a 'cagaste'.
Y si, "EL" que tiene "BOLAS" pone la cuenta y se la banca.
ResponderEliminarLA que no, tiene las tetas hechas.
Y se las confunde con huevos.
Lo peor es cuando el tonto a veces es bueno. Y no sabés si matarlo, si dejarlo vivir y reírte o pegarte un tiro.
ResponderEliminarLola: En estos casos razonar no sirve. Hay que aguantar nomás.
ResponderEliminarY verlos pasar por la vereda de enfrente ;)
Hermana: Antorchas (?)
Besos chicas :)
"El tonto es vitalicio y sin poros". Y sin cura.
ResponderEliminarEl 9990 que sobra. Eso.
otra opcion es sesgar el grupo d personas a la q se le da el volante y entregarselo a aquellas q entiendan el msj
ResponderEliminares así. ya puedes morir en paz. tu deber en la tierra se ha cumplido.
ResponderEliminartema aparte: los zánganos mueren luego de copular?? con razon hay tanto zángano virgen
Interesante.
ResponderEliminarEn un mundo (este, claro) donde todos buscamos que nos atiendan y que nos quieran, convive la actitud exactamente opuesta: a nadie le interesa lo que los demás tengan para decir.
Hay excepciones, claro, y todo queremos ser una.
Repartir 20 mil volantes para llegar a dos no está mal; a lo mejor para un vago - como este montón de huesos - sea un poco trabajoso.
De todos modos, si uno es lo suficientemente inteligente, conviene poner filtros para giles, algunas puertas un poco angostas, para que los cerebros hinchados se queden afuera.
Se me ocurre ahora que estos filtros también pueden ser códigos para que los entienda una inteligencia similar, porque ¿qué otra cosa busca uno, si no inteligencias similares?
En fin, lindo su blog, especialmente esta entrada que me hizo pensar, que no es moco de pavo.
Andre
ResponderEliminarPaso después de tiempo, muy buen post y totalmente de acuerdo poner filtros es en vano.
Que andes contenta!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarno se de que la va demasiado..
ResponderEliminarpero...
me quiero morir! ;)
ups, tengo la bragueta abierta!
ResponderEliminar(hola dreíta!)
no sabía que tenías blog! cuando se me pase el pedo que tengo lo leo en paz... besis!!
ResponderEliminarSi al menos uno capta el buen mensaje está la posibilidad de que lo siga difundiendo.
ResponderEliminarY por algo se empieza.
Paaaaaaaaa, así no hay Amazonas que aguante.
ResponderEliminarNos van a venir a buscar los que abrazan arboles, sepanlo.
Y las palomas dominaran el mundo, sepanlo tambien (?)
SaluT!
Juauuuuy y "Toda pelotuda esconde una malvada"
ResponderEliminarY peor si la mina superó los 30 sin pareja estable y una gordura asomando...
Además suele coincidir con cierto feminismo devaluado, malhabladas (sólo pueden hacer chistes fáciles), cargadas de rencores, altamente ignorantes (citan autores o lo que sea para esconder este rasgo) y frustradas de la vida.
También sienten afición por la fotografía y/o la escritura de crónicas/ poesías sin descollar o trascender en ninguna.
Ah, son adictas al autobombo.
Saludos cordiales
V
menudo blog más interesante, creo que tenemos mucho por recorrer en la red, nos visitas y dejas tu comentario, gracias.
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