No se puede hacer un reclamo con
antifaz, no se puede una queja, no se puede una postura. No se puede montar un
personaje, incluso sabiéndose usted mismo un farsante, no se puede sin una base
sólida de donde sostenerse, no se puede sin un objetivo claro. No se puede
notar desde el espacio el interés personal. No se puede insultar ni defenestrar
sin argumentos que lo validen. No se puede mentir si ya nada de lo anterior
funciona. No se puede romper pensando que es irrompible, y sorprenderse porque
se rompió. Muchas cosas no se pueden sin que se corte espontáneamente la soga.
No se puede ablandar un corazón a palazos.
Ya no caben los disfraces en ese
ropero. Por más que reacomode y clasifique. Todos tenemos un muerto en el
placard, no sé caperucita roja. Y es que, no se puede ir por la vida diciendo
pavadas porque a usted le parece que así son, que así deben ser. No se puede ir
por la vida diciendo que uno es lo que no es, que uno no hizo lo que hizo, que
uno pertenece a la nobleza de no sé qué castillo inglés, que a uno, otro, no le
banca la parada. No se puede, si no se tiene ni idea de lo que ir por la vida
es, si le falta mucha ruta por recorrer. No se puede no respetar al otro, no se
puede no respetarse, no se puede no aprender lo que importa, no se puede no
laburar para tener lo que se quiere. No se puede porque, una vez más, queda
usted en la posición del bufón. No se puede perder el valor de un circo que no existe,
salvo en su imaginación. No se puede querer porque no hay algo mejor que hacer,
no se puede ayudar para la cámara, eso no es generosidad. No hace falta
guirnalda, matraca y rhimmel si la fiesta es buena.
No es fácil curtir el
romanticismo con tanto moro en la costa, la vulgaridad crece en forma vertical.
No se puede ofrecer una cucharada de dulce de leche emancipadora detrás de una
estocada, no se puede ser mala leche sin fecha de vencimiento, no se puede
ofender por lo que hizo usted, vamos, ¿cómo podría ofenderse habiendo actuado a plena conciencia? Tampoco se puede ofender por lo que no
hizo, tendrá que aprender a hacer, si quiere y, si no quiere, seguirá ofendido. No se puede pedir perdón por costumbre, no existe tal trámite bancario. No se puede después, salvo la risa. No se puede no ver las cosas, el más allá, la última vuelta de rosca que da la
tuerca, no se puede preguntar por qué cuando se sabe, ni para qué, ¿para qué?
No se puede llegar tarde, hay gente que grita y uno no escucha nada. No se
puede solucionar con palabras lo que no se hizo, la calidad de la madera se
conoce cuando arde.
"...la calidad de la madera se conoce cuando arde." Excelente, y en esa situación se conoce quien es bombero y quien espectador. Manguera larga, si la desenrollas.
ResponderEliminarNo se puede, ni sirve, hablar en un idioma a alguien que no lo conoce. Pues entonces...hay que bajar o subir de nivel, de idioma o de herramienta, para entender, o entenderse.
La generosidad también implica apagar las llamas de todas las Danielas Romo que así nos lo requieran, ad honorem.
EliminarPor suerte algunos más están en esta vereda, ayudando a desenrollar la manguera. Y ahí está la papa.
Dale con todo. Te quiero, Andi.
¿Por qué habrá tanta gente empeñada en hacer todas esas cosas que no se pueden hacer?
ResponderEliminarPorque no pueden otra cosa. ;)
Eliminar"No hace falta guirnalda, matraca y rhimmel si la fiesta es buena."
ResponderEliminarDe tantas tan buenas me quedo con esa. Espectacular vuelta, budín.
Gracias Dany. Te mando un beso. :)
EliminarJelou
ResponderEliminarAló, ídolo. :)
EliminarNo se puede, pero querer es poder. La iniciativa ante todo.
ResponderEliminarSalvo que sea un bobo. Ahí es un peligro.
EliminarConvengamos que no se pueden muchas cosas, pero al fin y al cabo el mundo se divide entre los que ponen el orto y los que los sacuden a palazos (iba a poner otra palabra que rima con esa, pero limita anatómicamente, a menos que se usen uno de esos cinturones...).
ResponderEliminarHay que saber (y poder) elegir el lado en el que uno quiere estar, creo yo. El problema es que mucha gente pareciera elegir por gusto ponerse del lado que recibe.
Pararse en la vereda del que recibe todas las veces es comodidad. Pegar pegan todos, y gratis. Le pegan a la nada, a cualquier cosa. No sé, yo siempre me pego primero a mí y después al otro, por las dudas. ;)
EliminarBueno a ver... como poder se puede. De ahi a que no se deba hay tanto camino...
ResponderEliminarEl camino de no poder elegir otra cosa, el camino del no poder nada más.
EliminarAy por favor como me encantó!
ResponderEliminarGracias Lola. :)
EliminarNo pretendo emular la tónica del post con un comentario a tono; mejor dicho que lo dicho es singularmente imposible. Me quedo con la sensación de haber ido a fiestas malas, simulando que la pasaba bien.
ResponderEliminarPero las patas en la tierra están muy bien, para distinguir más fácil lo que está bueno y no tener que simular.
EliminarUnos besos.
Q grande at rafaela
ResponderEliminarTe dije que nos íbamos para arriba, allá a lo lejos. :)
EliminarMucha poesía para expresar lo que pensas. Me gustó mucho. Por suerte uno siempre puede elegir, aunque lamentablemente la mayoría siempre se impone y los que no estamos de acuerdo con ciertas cosas la miramos desde la vereda de enfrente resoplando resignados.
ResponderEliminarPienso que estar en la vereda de enfrente también puede significar algo bueno, no solo resignación, tal vez estar parado en otro lugar, uno distinto y, quizá, mejor. Para acercarse a nosotros, por lo menos, deben aprender a cruzar.
EliminarGracias, Juan. :)